LOS COCHES ELÉCTRICOS.

 

 LOS COCHES ELÉCTRICOS:


Tal y como dijo Antonie Lavoisier, el padre de la química, la energía no se crea ni se destruye, solamente se transforma. 

En la sociedad de hoy nos enfrentamos al gran problema de conseguir la energía que necesitamos. Los materiales fósiles como petróleo, carbón, gas, se acaban y las energías renovables como la  eólica, la solar incluso la fuerza de las mareas, no se pueden almacenar en las cantidades que demandamos, pues tal y como expertos han mencionado, necesitaríamos acumuladores del tamaño de un país. 

Nuestra calefacción entre otros, funciona con gas, es decir, necesitaríamos energía para todo y en 4 décadas hemos pasado de tener un coche para toda la familia a tener un coche cada miembro de esta.

Los coches eléctricos e híbridos están formando parte de nuestra sociedad a una velocidad imparable. 

Los vehículos eléctricos, no expulsan absolutamente ningún gas contaminante a la atmósfera. Tampoco producen contaminación acústica, tan notoria en las ciudades.  Además, como su mecánica no sufre tanto desgaste, produce menos averías, que es otra forma de no contaminar.

Hoy en día están exentos de varios impuestos y gozan de ventajas para acceder a zonas restringidas como el centro de las ciudades, aeropuertos, incluso pueden utilizar carriles reservados para taxis y autobuses.

Los coches eléctricos, se pueden recargar en puntos asignados para ellos e incluso en nuestro propio garaje. La tecnología ha conseguido que viajar en ellos sea fácil y confortable, incluso tienen un punto de atractivo por la sensación que transmiten. Podríamos casi que afirmar que quien prueba un coche eléctrico, no desea volver al coche de combustible.

Pero no podemos pasar por alto la parte negativa que conlleva el tener un coche eléctrico. La contaminación de fabricar tantas baterías de litio cuando además, a día de hoy, tampoco se sabe el tratamiento que hay que darles a las baterías usadas que se almacenan como material radioactivo. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta la gran demanda que habrá cuando el volumen de vehículos aumente para poder cargar todos los coches. Someter a un país a esta cantidad de demanda energética en horas nocturnas, nos obliga a recurrir a los minerales fósiles como carbón, petróleo, gas o lo que es quizás más preocupante a la energía nuclear. Otros países como Francia, ya han tomado la decisión de aumentar sus centrales nucleares ante el nuevo reto de crisis energética.

Por otro lado, existe el problema que supone apagar un vehículo eléctrico cuando por diversas causas arde. Si este incendio se produce en el interior de un edificio, puede con seguridad resultar dañada la estructura del edificio. 

Lo cierto es que nos encontramos ante un serio problema pues fabricamos coches eléctricos para no contaminar pero terminamos contaminando para conseguir esa energía que necesitan tanto para ser cargados como para ser mantenidos. 

En conclusión, la solución no es fácil y menos aún en una sociedad que usa más el vehículo propio que el transporte público y este más que la bicicleta. Los recursos materiales se acaban y nosotros estamos en una sociedad de consumo innecesario en muchas ocasiones. 

Somos consientes del problema energético pero nos cuesta reaccionar, y dado que el coche se ha convertido en algo necesario, quizás los fabricantes deberían de desarrollar otras opciones que no dañen tanto en planeta, como el motor de hidrógeno. 

La pregunta que todos deberíamos de hacernos sería: ¿Contamina más un coche de combustible de 20 años de antigüedad o cambiar de coche cada 5 años?¿Deberíamos usar el vehículo a diario sin compartirlo con nadie o utilizar plataformas como bla bla car?


Nerea Romo  1.H



Comentarios